abril 22, 2011




El 21 de febrero de 1888 Vincent Van Gogh llega a Arlés, al sur de Francia.
Pintaba todo lo que veía y ya no necesitaba estampas japonesas, como él mismo reconoció en una carta dirigida a su hermana: «Aquí no me hace falta para nada el arte japonés, porque me imagino estar en el Japón y nada más necesito abrir los ojos y ver lo que tengo delante».

Sus primeros cuadros en Arlés fueron típicamente japoneses; la pintura Melocotonero en flor, la realizó en marzo de 1888. Pintó la naturaleza de los alrededores, los campos de trigo, los pantanos del delta del Ródano, el canal del sur de Arles que reflejó en diversas obras como El puente de Langlois. Durante este periodo empezó a utilizar las pinceladas ondulantes y los amarillos, verdes y azules intensos que caracterizan su obra pictórica de los últimos tiempos.

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